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¿Son las multas en la Santería cosa del pasado?


Eleguá y una vela blanca.
Eleguá supervisando a los traviesos.

Una de mis primeras lecciones cuando comencé en la Santería fue el concepto de las multas. Ya que nuestras prácticas se basan en la tradición oral, para mí la oportunidad de escuchar a mis mayores hablar sobre cómo eran las cosas en Cuba era algo siempre bienvenido. Así es que cuando el tema de las multas surgió una tarde después de una rica cena con mi padrino de ikofá, Oluwo Iwori Oddí, aproveché la oportunidad para ofrecer una segunda ronda de café y extender la conversación un rato más.


Los Cabildos y las Multas

La conversación era fascinante porque así fue como aprendí con padrino sobre por vez primera sobre los Cabildos de Nación y su rol en el desarrollo de nuestros modernos ilés de osha. Los cabildos, literalmente son un concilio basado en el modelo español, donde pequeñas neo monarquías africanas o ‘reinados’ fueron fundados en Cuba temprano en el Siglo XVI. Los Cabildos de Nación, compuestos por esclavos nacidos en África y apoyados por el gobierno español y por la Iglesia Católica, eran el mecanismo para controlar a los esclavos que se congregaban en ellos como si fuera una fraternidad religiosa. Cada cabildo estaba dedicado a honrar a un santo católico. Los esclavos eran resistentes e improvisaban rápidamente, por lo tanto, los cabildos se convirtieron en un lugar de protección y de libertad dentro de su reprimido mundo. Estos grupos estaban regidos por un rey y el cargo era hereditario, de igual manera otros oficiales compartían el poder en el reinado para ayudar al rey a organizar a sus miembros. Hay mucho que decir de los cabildos, pero para este artículo, es importante que señalemos que estos cabildos a su tiempo habrían de convertirse en lo que hoy día es nuestra estructura de casas de santo o ilés, pero esa es otra historia.


Fue a partir de esta estructura que el concepto de las multas emergió. Cuando una persona se pasaba de la raya, el rey o la reina del cabildo podían imponer una multa o infracción. Los padrinos y madrinas, los cuales son los equivalentes a los reyes y reinas de los ilés, pueden imponer castigo o multas cuando los ahijados rompían las reglas. Las multas pueden ir desde traer un pequeño obsequio a un orisha tal como una vela, o darle de comer al orisha que rige la casa ya sean aves o hasta un animal de cuatro patas, dependiendo de la severidad de la infracción.


En mis años en Osha, nunca he tenido que pagar una multa, no he llegado siquiera a comportarme de tal manera que me hiciera meritoria de escuchar la frase, “si no obedeces las reglas te voy a poner una multa”. Creo que me he portado bastante bien, o lo suficientemente bien como para evitar problemas.


Un Aganjú Soez


Nada como el tiempo para descubrir ejemplos de lo bueno, lo malo y lo feo. He visto muchos ejemplos de conducta que ameritaba una multa, pero lo que no he visto es a mayores que encaren una situación y le impongan una multa a alguien que lo amerite sea que se trate de un olosha, oluwo o de un aborisha.

Tome como ejemplo el caso de un batá que se llevó a cabo hace unos años en Texas. Allí un olosha supuestamente montado con Aganjú estaba entre la gente como caballo cuando de repente se paró sobre un objeto afilado y dijo en inglés a todo pulmón, “Oh shit (mierda)”. En los viejos tiempos, una persona que cometiera tal infracción tal como fingir estar montado hubiera sido humillada en público, pero hoy día nadie se molesta en hacer pasar una vergüenza a los impostores.


Claro está, este es un ejemplo de una infracción de tamaño mayor, pero hay otras muchas pequeñas infracciones que también son pasadas por alto. El asunto es que imponer multas a aborishas y a oloshas requiere de gran tacto. Como mayor, le puedo llamar la atención en publico a una persona si es que veo que está rompiendo reglas. Sin embargo, hay que tener tacto para buscar el momento adecuado y eso es tan importante como el señalarle a una persona que necesita enmendar una conducta en detrimento o una práctica incorrecta.


Las Multas requieren Tacto

Primero, es importante conversar en privado con el mayor de la persona que se está comportando mal. El seleccionar el lugar, momento y las palabras correctas será indicativo de su preocupación y de su compostura como mayor. Es importante obrar propiamente ya que esto evitará colocar al otro mayor a la defensiva. El objetivo es ilustrar un área en la que una persona puede mejorar, si lo enmarca de esta manera, el dialogo será uno constructivo y se evitará fricción. Tal vez es por esto que las multas han caído en desuso y se ven como cosa del pasado. Hay muy pocas personas que prefieren hacerse de la vista gorda e irse a hablar a espaldas de los padrinos sobre lo mal criado que están los ahijados del susodicho. Es triste, pero es cierto.

Un mayor puede seleccionar hablar directamente con la persona infractora sin hablar con los padrinos de esa persona. Todo depende de las circunstancias. Yo le he señalado a oloshas de buena manera errores y le he recomendado que conversen con sus mayores para obtener más guía y así mejorar sus modales, comportamiento y prácticas. Pude de igual manera haber impuesto una multa, llamar al padrino y señalar el error. Pero esto hubiera creado una situación difícil humillando tanto al olosha como al padrino. En ese caso, preferí confiar en la madurez del individuo y darle la oportunidad que arreglara las cosas con su mayor. Las Multas y los Iyawós

Lo que nunca recomiendo es el no hablar directamente con el mayor de un iyawó si es que el iyawó está rompiendo reglas. El primer año de un iniciado puede ser muy duro y confuso y el iyawó debe responderle directamente a su mayor.

A través de los años he visto a algunos iyawós irreverentes y cabeciduros cometiendo muchas infracciones y se las he señalado con gentileza a sus padrinos. La mayor parte de las veces, los padrinos han apreciado el tacto y la privacidad de la conversación. En otros casos, mis comentarios no han sido bien recibidos. He aquí algunas de las infracciones que ameritan ser señaladas:

  1. Ingerir bebidas alcohólicas o pedir que se las sirvan en eventos de osha

  2. El tener registros con otro olosha a espaldas del padrino, madrina o del oyugbonakán

  3. El malinterpretar adrede su itá y ajustar lo escrito para justificar acciones

  4. El salir de noche

  5. El no tapar los espejos durante el tiempo prescrito

  6. El hablar mal de sus padrinos en público y en privado

  7. El ser un chismoso o instigar chismes

  8. El meterse en peleas (yo aprendí temprano con mis mayores que los iyawós deben evitar situaciones que le calienten la cabeza)

  9. El uso de ropa reveladora en público y en privado con compañía

  10. La autopromoción en busca de ahijados futuros

  11. El negarse a saludar a los sacerdotes mayores

  12. Solicitar los servicios de prostitutas

  13. El fumar

  14. La violación de la regla del celibato impuesta por los padrinos metiéndose en asuntos comprometedores.

Voy a comentar sobre algunas de estas violaciones. Los chismosos no deben ser tolerados, en particular si se trata de un iyawó. La razón es simple. Los iyawós deben mantenerse frescos, el andar chismorreando no ayuda. Todavía no he visto cómo es que un chisme sea edificante o que ayude a mantener el orí fresco. Pero tal vez sea que estoy mal y que el chisme es una manera de ebbó. ¡En serio! Esa es una de las excusas que he escuchado de mayores que insisten que el chime es una clase de ebbó porque la lengua de los enemigos les limpia. Yo diría que donde hay humo, fuego hubo. Si alguien habla mal de una persona, esa persona del la que hablan mal si es inteligente, analizaría porque es que su nombre anda de boca en boca. Tal vez el verdadero ebbó acá es el evaluar qué es lo que ha hecho y así hasta evitar una multa que pudiera estar buscándole.


El año como iyawó es para reflexión y análisis y no para andar por ahí rompiendo reglas y avergonzando a los padrinos. ¡Sorpresa!

Mi querido padrino, quien tiene ya 91 años de edad (Olofi me lo cuide siempre y le dé muchos años más de vida), gusta conversar sobre los viejos tiempos en La Habana mientras se toma su cafecito y en una de esas conversaciones me dijo cómo los mayores en sus tiempos se aparecían de visita sin anunciar para ver cómo estaba el iyawó. Si la ropa del iyawó no estaba nítida y limpiecita, eso daba pie para una seria conversación.

No se cuantos ahijados reciben hoy día visitas sorpresa de sus padrinos. En esta sociedad donde los karioshas están a montón por centavo y donde en cuanto hay un iyawó nuevo el otro queda de lado como muñeca rota, la cosa es diferente. Algunos padrinos tal vez deberian considerar la virtud de poseer una reputación estelar como su más preciado tesoro. Cada iyawó necesita ser vigilado con ojo de águila y si cometen infracciones, consideren el uso de multas.

Las Multas en la Era del Internet

Siempre he dicho que la mejor manera de aprender esta religión es escuchando y si usted quiere verdaderamente aprender lo que NO debe hacer, todo lo que tiene que hacer es tener una vista aguzada y leer Facebook e Instagram los que cito como dos ejemplos. Ahí verá lo que amerita ser multado:


  1. Publicar fotos y videos de iyawós

  2. Publicar fotos y videos de iniciaciones y de celebraciones privadas de osha

  3. Publicar fotos y videos de un akpwón cantándole al teléfono en lugar de a los orishas en un batá de fundamento

  4. El robarse artículos escritos por otros oloshas y publicarlos

  5. El publicar materiales y fotos de artesanías hechas por oloshas sin pedir permiso

  6. La falta de modales y de respeto para con otros mayores en foros públicos

  7. Los chismosos.

La lista puede ser aun mayor. El punto es que la comunidad religiosa siempre debe tratar de comportarse con respeto y cuidado. El no ser educado, crear discordia y mostrar una falta de control y de tener cabeza fría lastima a la persona que exhibe tales defectos, mancha la reputación de sus padrinos, de su ilé y la imagen de la comunidad en general.

¿Hace falta que tengamos multas? Si son razonables, justas y apropiadas, creo que pueden ser útiles. Todos aprendemos de nuestros errores, pero ni alguien no los señala, las oportunidades de crecimiento se evaporan.

Omimelli

Oní Yemayá Achagbá




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