La frescura de la mañana es para mí el momento ideal para la contemplación. Son en los momentos de tranquilidad matutina, antes que se despierte mi marido y mis hijos, cuando elevo mis oraciones a los Orishas y buscar su guía y bendiciones. Esta mañana, mis pensamientos se inclinaron por un tema complejo: la ética en la santería.
La complejidad de las emociones humanas y los intereses nos impulsan, a los iniciados, ya sea a acogernos a la tradición o a modificarla para satisfacer nuestras necesidades personales o colectivas. Yo no soy muy dada a la modificación de tradiciones, a menos que dichas tradiciones contengan elementos errados que no tengan ninguna lógica en sus prácticas ni sentido el perpetuarlos. Sólo entonces, busco el consenso de mis mayores y el permiso de los orishas para modificar las prácticas de la manera más directa y precisa.
Una de los temas sobre los cuales he estado reflexionando durante un tiempo es como nuestros actos como iniciados impactan la vida de las personas bajo nuestra tutoría espiritual, en particular, los actos que nacen de malas decisiones. Yo veo la relación entre padrino y ahijado(a) como una sagrada, y por lo tanto, nuestras acciones como iniciados deben ser tan irreprochables como sea posible si es que queremos ser modelos para nuestros ahijados y para la comunidad en general.
En el ámbito de las conductas reprochables en nuestra sociedad hay varios que me agravan y que pueden tener un impacto directo en los resultados de las iniciaciones: Las drogas, el alcohol y la promiscuidad sexual.
Las drogas
En mi ilé (casa de orisha) no se tolera el uso de drogas ilícitas. De hecho, hay cero tolerancia cuando se trata de cualquier actividad relacionada a drogas. Yo simplemente no acepto ahijados que tengan que ver con drogas e incluso no registro a nadie con diloggún si sé que esa persona está vinculada a las drogas. La experiencia me ha demostrado una y otra vez, que las drogas sólo traen consigo el caos, problemas legales y asesinatos.
Más allá del hecho de que las drogas son ilegales, de igual manera hacen que un olosha sea incapaz de llevar a cabo adecuadamente un ritual, al igual que el alcohol lo haría. Sin embargo, el consumo de alcohol es un tema que exploraré bajo sus propios méritos.
Otras culturas religiosas usan drogas y alucinógenos para inducir un estado de trance y de comunión espiritual, pero ya que no pertenezco a esas culturas o prácticas, no me compete a mí juzgar o criticarlas.
Sin embargo, si hay algo que he aprendido con mis mayores es que el cuerpo debe mantenerse libre de drogas, ya que está consagrado a los orishas y es para que ellos se puedan manifestar a través del mismo cuando quieran. Como olosha, puedo atestiguar que los santeros no requerimos del uso de drogas para manifestar el poder de los orishas en nuestros cuerpos. Por el contrario, las drogas lo impiden porque exponen nuestra materia a la apertura a influencias espirituales negativas y nos resta la habilidad de protegernos de influencias negativas. Las drogas interfieren con el proceso de manifestación de la energía de los orishas en la tierra.
Una posesión, trance o la capacidad de ser un "caballo" de los orishas es un honor. No todo iniciado está destinado a ser un 'subidor' o a montar. Son varios los elementos que desencadenan un trance. A través de la manipulación de las energías como la música sacra (Anyá o tambores consagrados), el movimiento (baile) y la letra o los suyeres que entonados por el akpwpón (cantante), los orishas son llamados a la tierra para compartir con sus hijos.
Antes de un Wemilere (tambor batá con Anyá o tambores consagrados), hay un proceso preparatorio requerido del olosha que pondrá su cuerpo a la disposición del orisha para trance. El 'subidor', o un santero que ha demostrado la capacidad de manifestar el orisha a través de la posesión es invitado a bailar para el orisha en cuyo honor se celebra el batá. Antes del Wemilere, el olosha deberá tener un estado de la limpieza física el cual incluye abstenerse de relaciones sexuales, el uso de drogas y de alcohol, y, deben observar activamente un estado de meditación y de reflexión. Su cuerpo es un conducto para los orishas y deben mantenerse limpio para propiciar una manifestación correcta.
El batá es sólo uno de varios ejemplos de por qué las drogas y la santería no se mezclan. El uso de drogas antes o durante las iniciaciones es algo completamente reprochable.
Se espera que durante un kariocha o cualquier otra de iniciación, el obá oriaté que oficia exhiba un control total del ritual y que pueda dirigir a los oloshas oficiantes que están colaborando en el proceso. ¿Alguien puede mantener autocontrol y exigir el respeto de sus compañeros bajo la influencia de drogas ilegales? Considérelo con calma. Si usted tiene un resfriado y se toma un medicamento sin receta que le produce sueño, ¿no le obstaculiza su capacidad para funcionar? Si eso es sólo con un medicamento vendido sin receta médica, imagine como se reduce la capacidad de funcionamiento de una persona bajo los efectos de la drogas y como esto impactaría una ceremonia sagrada. ¿Cómo puede un obá oriaté realizar de manera adecuada su tarea con un cuerpo mancillado por la droga? Por otra parte, ¿cuál sería el impacto en el iyawó de tener dicha persona tocando su cabeza y transfiriendo sus energías espirituales y su ashé sobre esta persona, cosa que le va a marcar de por vida?
Alcohol
Este es uno de esos proverbiales temas escabrosos en la religión Yoruba. Por un lado, el otí (ron) se utiliza liberalmente en las distintas etapas de kariosha, pero por otro lado, también tiene un impacto profundo en la persona que está oficiando bajo su influencia. Hay un doble estándar sobre el uso de alcohol, por tanto es difícil trazar delimitar su uso.
En lugar de moralizar sobre el tema, voy a presentar una inquietud que no he visto abordar en público antes: Los alcohólicos y las iniciaciones.
¿Qué hace una madrina o padrino responsable con un ahijado o ahijada, que es un alcohólico en recuperación y que está a punto de iniciarse como un olosha? El mismo omiero (el agua de hierbas sagradas) que el iyawó consume durante 7 días de iniciación contienen alcohol.
Primero, el padrino debe entender que el alcoholismo es una enfermedad y una adicción. En segundo lugar, él o ella tomar la decisión de actuar ya sea en el mejor interés del iyawó, actuar siguiendo la costumbre y la tradición, o llegar a un compromiso. Si la ceremonia continúa sin cambios, usando alcohol sin importar las consecuencias para el Iyawó, el padrino no ha podido entender las necesidades fundamentales de un ser humano luchando contra una enfermedad peligrosa y potencialmente mortal. ¿Augura esto una buena relación entre padrino/madrina y ahijado(a)? No lo creo.
El alcoholismo de hecho plantea un complejo desafío moral y religioso que no puede ser ignorado. Es fundamental para un padrino/ madrina entender que para que un alcohólico en recuperación, cualquier cantidad de alcohol ingerido es inaceptable. El alcohol, aunque sea en minúscula proporción desencadena una serie de reacciones químicas en el cuerpo que van directamente al núcleo de la enfermedad y la adicción haciendo que comience un ciclo peligroso para el alcohólico en recuperación.
Aquí está mi recomendación en este caso. Sencillamente retiraría el alcohol en el omiero que será ingerido por el iyawó. Se puede sacar a parte un poco del omiero de las palanganas antes de que se ´sazonen´ con ron. Además, yo mantendría bajo llave cualquier alcohol a usarse en ceremonias no importa cuán férrea sea la voluntad del iyawó. Además, no serviría bebidas alcohólicas, como es habitual en muchas casas. A veces se sirve alcohol, una vez se concluyen las ceremonias y la gente está ocupada desplumando pollos, pelado y eviscerado cabras o cocinando en el día kariosha. El alcohol es a menudo servido también durante el Día del Medio. Esta prohibición aplicada al iyawó que también aplique al resto, al menos por esos días. Por respeto a la iyawó todos deben abstenerse, después de todo es el iyawó es quien paga los gastos de la iniciación y el dinero que se usaría para comprar el alcohol sale de ese presupuesto. Nadie se va a morir por no tomarse un trago por unos días, y si ese es el caso, tal vez deberían hacer una visita a Alcohólicos Anónimos, tan pronto como sea posible. En cualquier caso, los karioshas no debe ser una excusa para darse tragos gratis.
Hay otros casos donde se usa el alcohol, la regla de oro debería ser el atender las necesidades de los miembros particulares del ilé y de la familia en general antes de permitir el consumo de alcohol sólo porque es una conducta socialmente aceptable. Es hora de que como comunidad religiosa vamos con ojo crítico el problema del alcoholismo y detengamos cualquier conducta que sea perjudicial para nuestros ilés. Tenemos que ser más sensibles a la intimidación y a la presión en lo que se refiere al consumo de alcohol y de paso, el analizar la "necesidad real" del uso de alcohol en circunstancias rituales.
La promiscuidad sexual
Si las drogas y el alcohol son temas difíciles de abordar... de igual manera lo es el hacer frente a la promiscuidad sexual. ¿Qué es la promiscuidad sexual y por qué es importante para evitarla en nuestras prácticas religiosas?
La promiscuidad sexual se define normalmente como el sexo casual con muchas parejas, sin importar la orientación sexual de la actividad. En resumen, este comportamiento expone a una olosha a una variedad de energías que no son deseables antes de la iniciación, ya que él o ella no puede ser responsable por el desarrollo espiritual o la limpieza física y espiritual de cada amante. Esas energías pueden ser arrastradas hacia el espacio ritual por cualquier olosha. Este es un tema complejo, que tengo la intención de explorar en un ensayo aparte en el futuro cercano. Sin embargo, para los efectos de este ensayo, voy a limitarme al impacto de las relaciones sexuales antes de la iniciación religiosa en la comunidad orisha.
Se espera que cada persona involucrada en un kariosha, o en cualquier otra iniciación, se abstenga de tener relaciones sexuales durante un período mínimo de 24 horas antes de que los ritos iniciáticos. Observe que hago hincapié sobre período mínimo. En el pasado el periodo de abstinencia podría ser de un año antes de la kariosha para el iyawó. ¿Por qué la abstinencia? Las energías sexuales son calientes y permean nuestro cuerpo, mente y espíritu. Al entrar en el espacio ritual estas energías son inútiles y perjudiciales, ya que necesitamos tener una cabeza, manos y cuerpos frescos para transferir ashé al iniciado y a las herramientas a ser consagradas.
Yo conozco de primera mano historias de iniciaciones de oloshas donde el obá oriaté sostuvo relaciones sexuales la noche anterior al kariosha. ¿Cuál es exactamente el impacto de dichas energías en el iyawó? No hay un resultado que aplique a todas circunstancia, sin embargo es suficiente decir, ya no quiero traicionar la confianza bajo la cual estas historias fueron compartidas conmigo, que el iyawó en cuestión no tuvo un itá estelar porque estuvo plagado de osogbos y oddús duros. ¿Fue esta una coincidencia? No. Algunos de los osogbos tenían que ver directamente con el oriaté oba y algunos de ellos con el padrino principal. Creo que el orisha es exacto en sus comunicaciones a través de la diloggún y marcará la vida de la iyawó y de los presentes de tal manera que aprendan las lecciones que se han fijado en sus caminos, ya sean lecciones individuales o colectivas.
En conclusión, el proceso de transferencia de energía o ashé es uno que se ve afectado por las acciones y lo que elijan hacer los oloshas oficiantes antes y durante la iniciación, por lo tanto, es imperativo seleccionar sabiamente quien participa en el proceso y ser claro acerca de los preparativos que se deben observar.
Omimelli
Oni Yemayá Achagbá
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